2.1. Educación
2.1.1. Medidas para combatir la violencia contra las mujeres desde la educación, propuestas en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres
Como se reconoce en la Plataforma para la Acción de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, la igualdad, la colaboración entre mujeres y hombres y el respeto de la dignidad humana deben estar presentes en todos los estadios del proceso de socialización. Los sistemas educativos deberían promover el respeto propio, el respeto mutuo y la cooperación entre mujeres y hombres.
Entre las medidas que han de adoptarse, se incluyen, como referencias más explícitas a la educación:
.......La necesidad de modificar los modelos y prejuicios sexistas basados en la idea de la inferioridad o superioridad de uno u otro sexo.
...... Despertar la conciencia de que la violencia contra las mujeres constituye una violación contra sus derechos humanos.
.......Sensibilizar contra los efectos negativos de la violencia en la familia, en el entorno y en la sociedad.
.......Enseñar a comunicarse sin violencia.
.......Asesorar a las víctimas de la violencia, actuales o potenciales, para que puedan protegerse de las agresiones.
.......Eliminar el acoso y otras formas de violencia de las instituciones educativas.
2.1.2. Medidas propuestas, en el ámbito de la educación, para combatir la violencia contra las mujeres, en la Unión Europea
El reconocimiento del papel crucial que la educación puede y debe desempeñar en la erradicación de la violencia contra las mujeres es generalizado en la Unión Europea, tanto entre las personas que trabajan específicamente en este tema, desde distintos ámbitos, que casi siempre destacan la prioridad del cambio educativo, como entre el conjunto de la población, que considera la educación como una herramienta fundamental para cambiar las actitudes y las conductas que llevan a perpetuar el sexismo y la violencia contra las mujeres de generación en generación.
En este sentido, cabe considerar los resultados obtenidos, en el Eurobarómetro de 1999, sobre la violencia domestica, en el que el 91% de las personas entrevistadas afirmaron que educar a la juventud en el respeto mutuo podría ayudar a combatir dicho problema.
Pero, reconocer la importancia que el cambio educativo puede tener para avanzar en la erradicación de la violencia contra las mujeres no parece ser suficiente para llevarlo a la práctica. En este sentido, cabe interpretar que las propuestas desarrolladas, en distintos foros internacionales, sobre este tema, pocas veces incluyen recomendaciones detalladas y específicas que permitan ir mucho más allá de lo propuesto en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres.
Asimismo, las respuestas dadas, por los Estados miembros, al Cuestionario utilizado para la realización de este trabajo, indican que solamente en cuatro de ellos (España, Finlandia, Francia y Reino Unido) se destacan, como especialmente eficaces, las buenas prácticas educativas mencionadas, observándose, además, que la incorporación del tema de la violencia contra las mujeres en el currículo de la formación reglada y en la formación inicial o permanente del profesorado está extendiéndose, pero dista bastante de ser una práctica sistemática y generalizada.
Estos resultados concuerdan con el obtenido en el Eurobarómetro de 1999, en el que sólo el 8,6% de las personas encuestadas manifestaron haber tratado este asunto en la escuela.
Por otra parte, entre las estrategias que se están empleando, para superar dichas limitaciones e incluir este tema en la educación escolar, destacan:
.........La incorporación transversal dentro del tema de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres (Austria, Bélgica, España y Francia), dentro del tratamiento general de la violencia (Italia y Luxemburgo), o de forma más específica, a través de programas destinados a combatir la violencia escolar, que incluyen entrenamiento concreto sobre cómo afrontarla (Alemania, Austria, España y Holanda), a través de campañas generales de sensibilización contra la violencia doméstica dirigidas a la población escolar (Portugal).
........El tema de la violencia doméstica está tratado indirectamente dentro de un área amplia que comprende asignaturas sobre relaciones y ciudadanía (Reino Unido) o en un módulo opcional que pueden cursar, si así lo deciden, las/os alumnas/os de secundaria (Irlanda).
........La inclusión de la perspectiva del género en los programas de educación sexual y para la salud (Alemania, Francia, Holanda y Suecia), llevando a las escuelas programas específicos de prevención de la violencia sexual desarrollados desde otras instituciones (Reino Unido, dentro del Crime Reduction Programme, Programa de Reducción del Delito) o en los encuentros escolares con personas expertas en cómo prevenir el abuso sexual (Austria).
........El entrenamiento en procedimientos no violentos de resolución de conflictos (Alemania, Grecia, Holanda y Reino Unido).
........La realización de programas piloto, llevados a cabo por la propia Administración o por equipos de investigación, que son sistemáticamente evaluados antes de ser distribuidos o implantados de forma general (Alemania, España, Finlandia, Grecia, Holanda y Reino Unido).
........La inclusión, de forma obligatoria, del tema ligado a las diferencias sexuales en la formación del profesorado (Francia) o en la formación pedagógica que debe cursar el profesorado universitario (Suecia).
2.1.3. Características de las buenas prácticas educativas, para combatir la violencia, en general, contra las mujeres
Los resultados obtenidos en las investigaciones publicadas, en los últimos años, sobre este tema, van en la misma dirección que las propuestas de la IV Conferencia de Beijing y llevan a reconocer, como características generales de las buenas prácticas educativas, destinadas a prevenir la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones, las que cumplen los siguientes criterios:
1) Enseñar a construir la igualdad en la práctica, a través de experiencias de colaboración entre chicas y chicos, basadas en el respeto mutuo. De esta forma, colaborando desde la infancia y la juventud en torno a objetivos compartidos desde un estatus de igualdad, pueden construirse nuevas formas de desarrollar el control sobre la propia vida (empowerment), incompatibles con la violencia contra las mujeres, y avanzar en la superación de dos de las principales condiciones que subyacen a la misma: la desigual distribución del poder que existe en la sociedad y la resistencia al cambio que esta situación produce, especialmente en los hombres.
2) Incluir la lucha contra el sexismo y la violencia en el currículo escolar, enseñando a detectar y a combatir los problemas que conducen al sexismo y a la violencia contra las mujeres, porque los mecanismos, a través de los cuales se siguen transmitiendo, son tan difíciles de erradicar que no basta con que la escuela se limite a no ser sexista ni violenta, sino que resulta necesario incluir, en el currículo escolar, experiencias que contribuyan a combatir, activa y explícitamente, estos dos graves problemas.
3) Favorecer la superación de los diversos componentes del sexismo y la violencia de género, estimulando cambios cognitivos, emocionales y de comportamiento, para lo cual hay que tener en cuenta que:
.........El componente cognitivo del sexismo consiste en confundir las diferencias sociales o psicológicas existentes entre mujeres y hombres con las diferencias biológicas ligadas al sexo, con la creencia errónea de que aquéllas surgen, automática e inevitablemente, como consecuencia de éstas, sin tener en cuenta la influencia de la historia, la cultura, el aprendizaje...
.........Estas creencias llevan, a menudo, a creer que las mujeres son inferiores a los hombres y a justificar, de ese modo, la discriminación y la violencia. Una buena práctica contra este problema es superar la invisibilidad de las mujeres en el currículo, incluyendo el estudio de la historia de las discriminaciones y la violencia contra las mujeres.
.........El componente afectivo o valorativo que subyace a estos problemas gira en torno a la forma sexista de construir la identidad, asociando los valores femeninos con la debilidad y la sumisión, y los valores masculinos con la fuerza, el control absoluto, la dureza emocional o la utilización de la violencia; sobre todo, en aquellas situaciones en las que dicha hombría se ve amenazada.
........Este componente permite explicar las relaciones observadas, desde hace décadas, y también en los estudios recientes, entre la forma sexista de construir la identidad masculina y la mayor parte de la violencia que llevan a cabo los hombres, incluyendo no sólo la dirigida contra las mujeres, sino también la que ejercen contra otros hombres e incluso contra sí mismos.
Para favorecer la superación de este componente, son eficaces las prácticas en las que se proporcionan experiencias con personas de referencia (entre compañeras/os y profesoras/es) que manifiestan actitudes contrarias al sexismo y a la violencia.
........El componente conductual del sexismo consiste en la tendencia a llevarlo a la práctica, a través de la discriminación y la violencia. Su riesgo se incrementa cuando faltan alternativas positivas, con las que dar respuesta a determinadas funciones psicológicas y sociales (llamar la atención, reducir la incertidumbre, integrarse en el grupo de iguales, resolver conflictos de intereses...), sin recurrir a conductas destructivas.
Para favorecer la superación de este componente, son eficaces las prácticas que proporcionan experiencias para desarrollar alternativas.
4) Integrar la lucha contra el sexismo y la violencia dentro de una perspectiva más amplia: la defensa de los derechos humanos. Para avanzar en la prevención del sexismo y de la violencia contra las mujeres, es preciso ayudar a descubrir que estos problemas perjudican no sólo a sus víctimas más visibles, sino a toda la sociedad, integrándolos en una perspectiva más amplia, universal.
Para conseguirlo, son eficaces las prácticas que logran sensibilizar sobre las violaciones de los derechos humanos que se producen en el ámbito privado, en el que suelen concentrarse la mayoría de estas violaciones, ayudando a comprender que el sexismo representa una grave amenaza para dichos derechos, especialmente cuando éste se convierte en violencia.
Conviene, además, ayudar a tomar conciencia de las limitaciones que el sexismo y la violencia suponen para todos los seres humanos, al reducir los valores a los estereotipos ligados con el propio sexo (la ternura para las mujeres, la energía para los hombres, por ejemplo) e impidiendo el desarrollo de los valores tradicionalmente asociados al otro sexo, o incluso discriminando a las personas que los incluyen en su identidad.
5) Desarrollar procedimientos educativos que permitan llevar a la práctica los objetivos anteriormente expuestos, en los que se da un papel muy activo a las alumnas y a los alumnos, en interacción con sus compañeras y compañeros y en los que se contrarrestan las influencias sociales que conducen al sexismo y a la violencia contra las mujeres, enseñando a analizar críticamente los estereotipos y modelos que pueden llevar a reproducirlos, como los que transmiten con frecuencia los medios de comunicación. Una buena práctica para conseguirlo es utilizar dichos medios de comunicación en los programas escolares contra el sexismo y la violencia.
6) Proporcionar a los centros educativos las condiciones que permitan llevar a la práctica programas eficaces para prevenir la violencia contra las mujeres, favoreciendo una formación teórico-práctica del profesorado que debe desarrollarlos, incentivando el esfuerzo que siempre supone la innovación educativa, alentando su inserción en los proyectos educativos de los centros escolares, para que los programas puedan ser asumidos de forma compartida, proporcionando el espacio y el tiempo para prepararlos y llevar a cabo una evaluación sistemática, que permita conocer los avances conseguidos y los ajustes que sea preciso realizar, facilitando las diversas condiciones que los hagan viables (recursos económicos, materiales para la aplicación, ajustes en los horarios, medios humanos, expertas/os disponibles para consultar dudas...)
7) Integrar la intervención, que se realice desde la educación, con la que debe llevarse a cabo en todos los contextos, desde los que se estructura la sociedad,
conectándola desde un enfoque multidisciplinar, que permita al profesorado colaborar con otros agentes sociales (a los que invitar a participar desde la escuela, por ejemplo) y valorar la eficacia de su tarea en la prevención de la violencia, superando el frecuente sentimiento de impotencia que este tema produce a profesoras y profesores, debido a su complejidad, ayudándoles a pensar globalmente (para combatir influencias que proceden de todos los sectores desde los que se estructura la sociedad: los medios de comunicación, la familia...) y actuar localmente (desde el aula de clase, por ejemplo).
2.1.4. Dificultades de las instituciones educativas para desarrollar las medidas propuestas en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, con el fin de combatir la violencia contra ellas
Como muestra de la dificultad que parece suponer pasar de la teoría a la práctica educativa, en el tema de la prevención de la violencia contra las mujeres, cabe considerar uno de los casos mencionados en la evaluación del programa DAPHNE de la Unión Europea (1998), sobre la lucha contra la violencia hacia el colectivo femenino, menores y jóvenes:
.............En un primer momento, la mayoría de los proyectos presentan una buena idea, viable, que se corresponde con las medidas y actividades especificadas por la iniciativa DAPHNE. No obstante, a veces se produce un desfase entre una idea, el plan de actuación y la puesta en práctica real de dicha idea. Los factores más comúnmente determinantes de la ineficacia fueron las propuestas no suficientemente meditadas, con la consiguiente carencia de una metodología coherente.
............(...) Un ejemplo ilustrativo es una organización cuyo objetivo era desarrollar un programa preventivo sobre el acoso sexual, dirigido tanto a mujeres jóvenes como a autoridades educativas. En la práctica, sin embargo, ni las/os estudiantes, ni el personal educativo estaban interesados en los problemas del acoso sexual y no desearon continuar la formación. Los efectos fueron bastante desalentadores.
Y es que, para valorar la eficacia y dificultad de los programas destinados a luchar contra la violencia hacia las mujeres desde la educación, conviene tener en cuenta que los agentes que deberían liderar el cambio educativo, propuesto por la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, entre los que cabe destacar al profesorado, suelen manifestar serias dudas sobre cómo llevarlo a la práctica, debido, entre otras, a las siguientes dificultades:
.......La insuficiencia de la formación profesional previamente recibida para ello.
.......La imposibilidad de repetir los esquemas de la educación recibida durante su infancia y juventud para avanzar en este tema.
.......La desigualdad de los avances producidos con los programas llevados a cabo desde la perspectiva del género hasta la actualidad, que, con frecuencia, han resultado más eficaces para las mujeres que para los hombres, siendo, en algunas ocasiones, percibidos por éstos como una amenaza.
.......Lo complejo de un problema, en el que la percepción de los riesgos que implica impide avanzar. Entre éstos, cabe considerar los siguientes:
........................El riesgo que podría derivarse de la posible transmisión de un miedo generalizado, que obstaculiza el desarrollo de relaciones de pareja constructivas, basadas en el respeto mutuo.
........................El riesgo de convertir el aula en un contexto de expresión de problemas clínicos, para cuyo tratamiento el profesorado no está ni se siente preparado, ante lo cual teme que el remedio pueda ser peor que la enfermedad.
........................La imposibilidad de contrarrestar con métodos de enseñanza tradicionales el conjunto de influencias sociales que pueden llevar a reproducir los esquemas sexistas, unida a la dificultad de una buena parte del profesorado para utilizar el tipo de procedimientos educativos que podrían permitirlo.
2.1.5. Buenas prácticas sobre la prevención o detección de la violencia doméstica, desde la educación, en los Estados miembros de la Unión Europea
A partir del trabajo desarrollado con las víctimas de la violencia doméstica, incluido el catalogado, sistemáticamente, como investigación, se pueden destacar tres buenas prácticas educativas para combatirla, en las que:
........1) Se ayuda a romper con la reproducción intergeneracional de la violencia, desarrollando las condiciones que protegen de dicho riesgo.
Los estudios, sobre las características de los adultos que viven en familias en las que se produce la violencia, reflejan que, con frecuencia, su propia familia de origen también fue violenta, pero que la reproducción intergeneracional no es inevitable. La mayoría de las personas que la sufrieron en la infancia no reproducen ni sufren dicho problema en edades posteriores.
Se observa, además, que las personas que rompen en su vida adulta con la violencia sufrida en la infancia difieren de las que la reproducen por una serie de características, que pueden, por tanto, ser desarrolladas para romper el ciclo de la violencia y prevenir así su transmisión:
..........El establecimiento de vínculos afectivos no violentos, que proporcionen experiencias sociales positivas y contribuyan a desarrollar la confianza básica y la autoestima.
..........El rechazo a toda forma de violencia, incluyendo en él la crítica al maltrato infantil y a la violencia contra las mujeres, incorporando, a la propia identidad, el compromiso explícito de excluir la violencia de las relaciones futuras.
..........La conceptualización de las experiencias de violencia vividas en la familia de origen como tales, reconociendo su inadecuación y expresando a otras personas las emociones que suscitaron (cuando, por el contrario, dichas experiencias se justifican con argumentos sexistas o patriarcales, el riesgo de reproducirlas aumenta).
..........La adquisición de habilidades alternativas a la violencia que permitan afrontar el estrés y resolver los conflictos sociales con eficacia.
El trabajo realizado con las víctimas de la violencia doméstica, tratando de desarrollar dichas condiciones, refleja su eficacia para ayudar a romper con la reproducción de dicha violencia.
Por otra parte, los programas de prevención primaria realizados desde la escuela sugieren, además, que pueden desarrollarse estas mismas condiciones en adolescentes que no han estado expuestos a dicha violencia para protegerles de los efectos negativos que la futura exposición a la violencia podría producirles.
Como ejemplo de buena práctica, en este sentido, cabe considerar la que se lleva a cabo en Alemania, a partir del Plan de Acción del Gobierno Federal Alemán para combatir la violencia contra las mujeres, en el que se destaca la necesidad de romper con la reproducción intergeneracional de la violencia doméstica, como uno de los pilares básicos del trabajo de prevención, teniendo en cuenta que el aprendizaje de la violencia sólo puede ser cambiado a largo plazo, si, no sólo las madres y los padres, sino también las/os educadores, el profesorado e incluso los medios de comunicación proporcionan ejemplos de estrategias libres de violencia para resolver los conflictos en la vida personal y manifiestan, en el trato a las personas, una cultura de la no-violencia, a partir de la cual se elaboran los materiales dirigidos al profesorado, a las madres y padres y a quienes trabajan con jóvenes y se inspiran diversos programas piloto.
Entre estos programas piloto, cabe señalar: Girls in the Context of Youth Services and Social Services for the Young, Alliance for Democracy and Tolerance, against extremism and violence (Chicas en el Contexto de los Servicios de Juventud y Servicios Sociales para las/os Jóvenes, Alianza para la Democracia y Tolerancia contra el extremismo y la violencia) o el Programa Federal de Educación para la Salud, orientado a favorecer habilidades de comunicación y de resolución de conflictos, la autoestima, la responsabilidad personal y la necesidad de cambiar los estereotipos que conducen a la violencia.
..........2) Enseñan a detectar cómo son las primeras manifestaciones de la violencia en la pareja, desde que dichas relaciones comienzan a establecerse. Los trabajos realizados sobre la violencia en la pareja reflejan que, con frecuencia, dicho problema aparece pronto.
En un principio, la víctima cree que podrá controlarla. En esta primera fase, la violencia suele ser de menor frecuencia y gravedad que la de fases posteriores, adoptando, a menudo, la forma de abuso emocional. La víctima intenta acomodarse al agresor para evitar ser agredida, aumentando así su vulnerabilidad. La mayoría de los agresores combina la conducta violenta con otro tipo de comportamientos, a través de los cuales convence a la víctima de que la violencia no va a repetirse, alternando dos estilos opuestos de conducta, como si fuera dos personas diferentes.
En las fases más avanzadas, el agresor amenaza a la víctima con actos violentos muy graves, si llega a abandonarle, amenazas que pueden hacer temer, incluso, sobre la seguridad de las/os hijas/os o de otras/os familiares.
Un adecuado conocimiento de la pauta que se acaba de describir por las posibles víctimas contribuye a prevenir la violencia, al alertar sobre el riesgo que pueden implicar las primeras fases e incorporar el rechazo de la violencia y la victimización en la propia identidad.
Conviene tener en cuenta que, en la adolescencia, se producen cambios muy significativos en la identidad de género y comienzan a establecerse las primeras relaciones de pareja.
En torno a dicho objetivo, se orientan los programas (un libro y dos vídeos) que el Instituto de la Mujer español va a enviar a todos los centros de educación secundaria de España, en los que se incluye una secuencia de diecisiete actividades, elaborada y comprobada por un equipo de investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con profesoras/es de educación secundaria, en torno a las siete recomendaciones descritas en el apartado anterior, con el objetivo de que las y los adolescentes construyan una identidad contraria al sexismo y a la violencia.
En una de dichas actividades, por ejemplo, las y los jóvenes desempeñan el papel de expertas/os sobre la violencia ejercida contra las mujeres, diseñando campañas de televisión dirigidas a adolescentes, con el objetivo de sensibilizarles para que no reproduzcan la violencia o puedan romper con ella en sus primeras fases. Al desempeñar este papel de personas expertas contra la violencia y el sexismo, adquieren las habilidades y conocimientos implicados en dichas actividades y se identifican con su objetivo: la defensa de la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos, comprendiendo la amenaza que el sexismo supone, en este sentido, para todas y para todos.
En el Reino Unido, uno de los objetivos de las asignaturas Educación Personal para la Salud y Social y Educación Cívica consiste en proporcionar a las/os jóvenes los conocimientos, habilidades y comprensión necesarios para llevar a una vida segura, saludable e independiente y para llegar a ser ciudadanas/os informadas/os, activas/os y responsables.
.......3) Establecen mecanismos que permiten a los equipos educativos de los centros escolares detectar, entre el alumnado, los casos de violencia doméstica, que puedan estar sufriendo las niñas y sus madres.
Las y los profesionales que trabajan en la escuela se encuentran en una posición privilegiada para detectar dichos problemas, debido a:
.................Que generalmente pueden observar a las niñas diariamente y a lo largo, como mínimo, de un curso escolar.
.................La posibilidad de comparar su conducta con la de otras niñas de la misma edad y contexto socio-cultural.
.................El tipo de interacción que tienen con ellas y sus familias. Los estudios realizados, en este sentido, reflejan, sin embargo, que la mayoría de las/os profesionales que trabajan en la escuela tienen serias dudas para inferir, a partir de lo que observan, que una niña está siendo maltratada, en función de lo cual puede explicarse por qué, con frecuencia, no informan de los casos de riesgo que detectan a partir de sus observaciones, debido al miedo a equivocarse y a las posibles consecuencias negativas que anticipan de dicho error.
Los programas educativos desarrollados, en las últimas décadas, para prevenir o detener el abuso sexual desde la infancia, tratan de desarrollar una serie de habilidades y recursos que protegen contra el riesgo de victimización, tanto en el ámbito sexual como en otros ámbitos. Estas habilidades permiten a las niñas y adolescentes:
........1) Detectar y evitar situaciones peligrosas, sin alterar su confianza básica en las otras personas.
........2) Decir que no en situaciones que puedan implicar abuso, sin disminuir su capacidad para la empatía y el establecimiento de relaciones sociales positivas.
........3) Pedir ayuda cuando la necesitan y, especialmente, cuando comienzan a ser víctimas o están en riesgo de serlo.
........4) Estar preparadas emocionalmente para no sentirse culpables, cuando no lo son.
Las investigaciones realizadas sobre la prevención de la victimización en la infancia y en la juventud enfatizan, además, sobre la necesidad de enseñar:
........1) Que toda persona tiene derecho a la libertad sexual y, por tanto, a decir que no a una relación de intimidad o a un contacto corporal no deseado.
........2) Que hay secretos que no hay que guardar y que una víctima nunca es, ni debe sentirse, culpable de las situaciones llevadas a cabo por personas que han abusado de su posición, entre las que siempre hay que considerar a las personas mayores.
........3) Que es preciso contar a personas de confianza (a las que hay que enseñar a elegir) las situaciones inquietantes o no deseadas que se hayan sufrido, para poder, así, encontrar la protección que cualquiera necesita, cuando comienza a ser víctima, puesto que, de lo contrario, el problema suele hacerse cada vez más grave.
En los estudios realizados sobre la prevención de la victimización, se encuentra que incluso los programas de una hora permiten que las víctimas que están sufriendo estas situaciones las denuncien, al ayudarles a vencer el miedo y el sentimiento de culpa (los principales aliados del abusador) y pedir ayuda.
Se observa, también, que, unos meses después de participar en los programas, hay dos cosas que suelen olvidar: que las niñas o los niños nunca son culpables del abuso sexual de los adultos y que hay secretos que no se deben guardar, creencias que contribuyen a la victimización y que parecen estar especialmente arraigadas en la cultura sexista tradicional, tal como se sigue transmitiendo a la infancia y la juventud.
De acuerdo a lo que se acaba de exponer, cabe destacar, como buena práctica, la incorporación de la perspectiva del género en los programas escolares de educación sexual (Alemania, Francia y Suecia) y prevención del abuso sexual (Austria, Holanda y Reino Unido).
En este sentido, por ejemplo, el Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia de Holanda ha enviado a los centros educativos el documento Escuelas seguras, en el que se enfatiza que la educación sólo es posible en contextos que cumplan dicha característica y que estimulen la creación de ambientes que garanticen dicha seguridad, con la puesta en marcha de teléfonos de información para el alumnado, madres, padres, así como para el profesorado y el desarrollo de proyectos específicamente orientados a la prevención del abuso y del acoso sexual, en los que se ofrece información, materiales y métodos de entrenamiento, conferencias y otras actividades, destinadas a crear una atmósfera segura en la escuela.
2.1.7. Buenas prácticas sobre la prevención de la violencia en el trabajo, desde la educación, en los Estados miembros de la Unión Europea
........1) Suelen incluir, además de las agresiones físicas, burlas, amenazas, intimidaciones, humillaciones, aislamiento sistemático, insultos...
........2) Tienden a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo.
........3) La violencia suele estar provocada por un alumno, apoyado generalmente en un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa, que no puede, por sí misma, salir de esta situación.
.......4) Perdura, debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas, que no intervienen directamente.
Los estudios realizados sobre el acoso (bullying) en la escuela reflejan que éste se produce con una frecuencia bastante superior a lo que cabría esperar. Parece que, a lo largo de su vida escolar, todas las alumnas y todos los alumnos podrían verse dañadas/os por este problema, como observadoras/es pasivas/os, víctimas o agresores, incrementando con ello el riesgo de reproducir dichos problemas en su vida adulta.
Las buenas prácticas desarrolladas, en los últimos años, para prevenir o detener el acoso que, a veces, se produce en la escuela se orientan a la creación de contextos normalizados (como las asambleas de aula), en los que, de forma periódica y preventiva, se exponen los problemas que surgen y se desarrollan esquemas que ayudan a establecer una cultura de la no violencia, de tolerancia cero a la violencia, por parte de todos los miembros de la comunidad escolar. Para lo cual:
.......a) Se adopta un estilo no violento, para expresar las tensiones y resolver los conflictos que puedan surgir, ayudando a construir activamente una cultura de la no violencia, enseñando a rechazar cualquier comportamiento que provoque la intimidación y la victimización. Para lo cual, las personas adultas deben renunciar a utilizar dichas conductas entre ellas o con quienes deben educar.
.......b) Se rompe con la conspiración del silencio, que suele establecerse en torno al acoso escolar, en la que el propio sistema educativo, dentro de las instituciones, parece aliarse con los agresores, cuando no se favorece la denuncia de situaciones de naturaleza destructiva, que, si no se interrumpen activamente, desde un principio, tienden a ser cada vez más graves.
......c) Se acaba con la impunidad de los agresores, rompiendo con la tendencia a mirar para otro lado, que suele producirse en la escuela, cuando surge la violencia. Procedimientos de disciplina eficaces contra la impunidad y contra la tendencia a la repetición de las agresiones son aquellos que ayudan a que el violento se ponga en el lugar de la víctima, entienda lo destructiva que es la violencia, se arrepienta de haberla utilizado e intente reparar el daño originado. La disponibilidad de agentes mediadores, entre agresores y víctimas, suele ayudar a la eficacia de estas prácticas.
2.2. Formación especializada
2.2.1. Medidas sobre formación especializada, propuestas en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres
Como se reconoce en la Plataforma para la Acción de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, para combatir la violencia contra las mismas es preciso promover la integración activa y visible de la perspectiva de género en todas las políticas y programas relativos a la violencia contra las mujeres; e impulsar, respaldar y aplicar las medidas y los programas destinados a desarrollar los conocimientos y propiciar la comprensión de las causas, las consecuencias y los mecanismos de la violencia contra las mujeres entre las personas responsables de la aplicación de esas políticas, como el personal funcionario encargado del cumplimiento de las leyes, policías, asistentes sociales, personal médico y judicial, así como entre las personas que se dedican a actividades relacionadas con las minorías, las personas migrantes y las refugiadas; la formación proporcionada debe ayudar a conseguir que las víctimas reciban un trato justo, evitando los abusos de poder y que vuelvan a sufrir nuevas victimizaciones.
2.2.2. Formación especializada, en violencia contra las mujeres, para las/os profesionales que atienden a las víctimas, en la Unión Europea
1) Son las/os profesionales de la policía y los cuerpos y fuerzas encargados de la seguridad los que parecen haber recibido en mayor medida formación especializada sobre la violencia contra las mujeres.
En nueve Estados miembros (60%), la formación está incluida en los estudios necesarios para acceder al puesto de trabajo: Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal y Suecia. También son nueve los países que incluyen estos estudios en la formación permanente: Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Holanda, Irlanda, Italia y Portugal. Las instituciones que proporcionan la formación especializada a los cuerpos encargados de la seguridad son casi siempre públicas.
Como reflejo del especial reconocimiento que la formación de la policía en este tema tiene en la Unión Europea, cabe considerar el hecho de que se incluyera una pregunta en este sentido en el Eurobarómetro (1999) y de que el 78% de las personas encuestadas manifestaran su acuerdo con la necesidad de que la policía reciba formación específica en el tema de la violencia contra las mujeres.
2) En tres Estados (20%), las/os profesionales de los servicios sociales reciben formación específica sobre violencia contra las mujeres, para acceder al puesto de trabajo (Alemania, Grecia e Irlanda). En nueve (60%), se proporcionan cursos de formación permanente (Austria, Bélgica, España, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Reino Unido –Irlanda del Norte- y Suecia), impartidos, principalmente, por instituciones públicas, aunque, en algunos casos, también participen organismos privados. Con frecuencia, esta formación se adquiere dentro de programas más amplios destinados a combatir la violencia contra las mujeres.
3) Solamente en España y Francia, 13% de los Estados miembros, las/os profesionales de la administración de justicia reciben formación específica, sobre violencia contra las mujeres, para acceder al puesto de trabajo. En seis (40%), se proporcionan cursos de formación permanente: Alemania Austria, Bélgica, España, Francia y Suecia.
4) Nueve Estados miembros (60%) imparten cursos sobre violencia contra las mujeres, como formación permanente al personal sanitario: Austria, Bélgica, España, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Reino Unido –Irlanda del Norte- y Suecia.
5) La realización de estudios sobre la violencia contra las mujeres, por parte de las/os profesionales dedicados a la abogacía, antes de acceder al puesto de trabajo, sólo tiene lugar en España e Irlanda. Por lo que respecta a la educación permanente de estas/os profesionales, además de España e Irlanda, también Austria y Suecia proporcionan cursos de formación en relación a la violencia contra las mujeres.
2.2.3. Características de las buenas prácticas, en formación especializada, para las/os profesionales que atienden a las víctimas
1) Características generales. La formación especializada tiene que ayudar a la cooperación interinstitucional en este campo -proceso que supone superar importantes obstáculos- y ser sometida a un proceso de evaluación continua, que permita conocer qué modelos y procedimientos resultan más eficaces y convendría, por tanto, implantar de forma generalizada.
Para ello, es necesario elaborar y evaluar materiales de formación específicos, adaptados a la peculiaridad del trabajo que se desarrolla en cada ámbito. Dada la especial vulnerabilidad de las mujeres inmigrantes, las/os profesionales que trabajan en este tema deberían recibir formación acerca de la diversidad cultural y del racismo.
Una buena práctica, en este sentido, es incorporar, a los servicios de atención a las víctimas de grupos minoritarios, a profesionales pertenecientes a dichos grupos, especialmente mujeres.
2) Formación y atención a las víctimas de la violencia por la policía. El encargo de atender los casos de violencia contra las mujeres, en las organizaciones policiales, debe recaer en funcionarias/os que hayan recibido formación especializada.
Una buena práctica para dicha formación es la de implicar en ella a personas expertas en el tema, que procedan de instituciones públicas y a personas que procedan de ONG, que trabajen con las víctimas de la violencia.
De cara a las ambivalencias existentes en la sociedad sobre la violencia que se ejerce contra las mujeres, las/os funcionarias/os de la policía tienen derecho a recibir líneas maestras claras y precisas. Además, la formación de la policía tiene que ayudar a la comprensión de las necesidades de las víctimas, de tal forma que el tratamiento que reciban contribuya a su fortalecimiento (empowerment), prescindiendo de todo lo que pueda obstaculizar el proceso de recuperación del trauma psicosocial causado por la violencia; especialmente, debe evitar todo tipo de presión a la víctima a lo largo del proceso penal.
Los Estados han de garantizar que sus funcionarias/os estén capacitadas/os para evitar la revictimización y han de implementar medidas legales efectivas, que garanticen la seguridad de las víctimas, desarrollando mecanismos de control eficaces y continuos.
Por otra parte, las investigaciones publicadas en los últimos años, sobre las características de la formación especializada, cuando ésta implica habilidades para afrontar situaciones de especial dificultad, como sucede a las/os profesionales que deben atender a las víctimas de la violencia, reflejan, como peculiaridades de las buenas prácticas, las siguientes:
........El modelo de formación favorece la cooperación a distintos niveles: en un primer nivel, entre las/os policías que deben aplicar los nuevos conocimientos y habilidades en su práctica cotidiana; en un segundo nivel, entre las/os policías y otros profesionales que trabajan desde perspectivas complementarias (desde instituciones públicas y desde ONG, por ejemplo) y, en un tercero, entre los dos grupos de profesionales citados anteriormente y personas expertas independientes, que dirigen programas de lucha contra la violencia hacia las mujeres.
.......El programa de formación combina la teoría con la práctica, distribuyendo el curso en una serie de sesiones dedicadas a reflexionar sobre los objetivos a alcanzar, los obstáculos que suelen existir y las innovaciones que pueden permitir superarlos, conectando los principios teóricos con actividades prácticas.
La distribución de dichas sesiones debe llevarse a cabo en un tiempo conocido previamente, de forma que proporcione la oportunidad de planificar una determinada innovación, aplicarla en la práctica cotidiana y reflexionar sobre los logros y obstáculos de dicha práctica en sucesivas ocasiones. Para ello, es conveniente que el programa de formación dure varios meses.
......Se incentiva el esfuerzo que supone la participación en el programa de formación, reconociéndolo y valorándolo adecuadamente en el currículo profesional y en la remuneración económica.
2.2.4. Buenas prácticas de formación especializada, sobre violencia contra las mujeres, en los Estados miembros de la Unión Europea
En el documento sobre Legislación en los Estados Miembros del Consejo de Europa en el campo de la violencia contra la mujer (2001), se recogen algunos ejemplos de buenas prácticas, respecto a la formación especializada de las/os profesionales que atienden a las víctimas, en los que se desarrollan los principios anteriormente expuestos:
.........Bélgica: Los miembros de la gendarmería y de la policía reciben formación sobre asistencia a las víctimas de la violencia y asisten a un curso básico sobre violencia. Algunas comisarías de policía reciben subvenciones por instalar servicios de recepción, donde dichas víctimas puedan ser atendidas e interrogadas en un entorno tranquilo. Para poder optar a la ayuda, la comisaría debe enviar a una/o de sus profesionales al entrenamiento especializado en técnicas de entrevista para las víctimas.
........Desde 1997, el programa de formación para juezas/ces y fiscales ha incluido estudios especiales sobre violencia física y sexual. En 1998, estos estudios se han añadido al programa básico de formación para juezas/ces, por lo que todas/os las/os profesionales del país lo reciben en la actualidad.
La formación especializada, llevada a cabo en Bélgica, constituye un ejemplo de buena práctica, en la que se imparten, de manera integrada, conocimientos teóricos y prácticos, sobre asistencia a las víctimas, y en la que se forma, a las/os profesionales que reciben esta formación, en técnicas específicas de recogida de información, relativa a personas que se encuentran en una situación especialmente delicada.
El documento destaca ejemplos concretos y prácticos de diferentes organizaciones, agencias e instituciones locales, sobre cómo se trabaja con eficacia contra la violencia en diferentes lugares del país. Se centra en la forma en que distintas organizaciones y agencias coordinan sus trabajos para proporcionar mejores y más rápidos servicios a las mujeres que han sido víctimas de la violencia.
Esta buena práctica desarrollada en el Reino Unido refleja la importancia que tiene cumplir las recomendaciones del documento de Ejecución de la Plataforma para la Acción de Beijing, 1995-2000, sobre la necesidad de: Crear una base internacional de conocimientos, sobre los modos de poner fin a la violencia contra la mujer, que incluya directrices, modelos de legislación, módulos de capacitación, procedimientos de documentación y otros materiales decisivos al respecto.
.........Austria: En 1996/1997, se llevaron a cabo seminarios especiales de formación para las/os profesionales del ámbito legal, médico, social, etc…, para garantizar un adecuado tratamiento de las víctimas y una forma apropiada de manejar el fenómeno de la violencia por parte de la propia persona entrenada.
Desde 1998, se celebran seminarios especiales para los equipos profesionales de las oficinas de atención a mujeres y de otras instituciones que asisten a las que han sufrido violencia. Los seminarios interdisciplinares se basan en el reconocimiento, basado en la experiencia anterior, de que es necesaria la cooperación entre los distintos grupos profesionales para proteger a las víctimas. En ellos, se estudia, entre otras cuestiones, la manera de mejorar la cooperación entre instituciones y con la región en la que están arraigados, y la forma de potenciar puntos fuertes de la cooperación y minimizar los puntos débiles.
De acuerdo con la información proporcionada por Austria, los seminarios mencionados han demostrado una gran eficacia.
El trabajo de formación especializada llevado a cabo en Austria constituye una buena práctica sobre la cooperación interdisciplinar, en la que, además, se reconoce la dificultad que el contacto con la violencia produce entre las personas que deben ayudar a las víctimas y la necesidad de enseñar habilidades para superar dicha dificultad.
A través de jornadas de estudio (organizadas por las coordinadoras provinciales contra la violencia hacia las mujeres) y la publicación para médicas/os Aidez-les à rompre le silence (Ayúdales a romper el silencio), estas/os profesionales se han sensibilizado sobre la problemática de la violencia física y sexual.
En el marco del mencionado Plan Nacional de Acción contra la Violencia hacia las Mujeres, el Ministerio de Salud se ha encargado de sensibilizar acerca de la violencia doméstica, principalmente a las/os médicas/os de familia, así como al personal sanitario de los servicios de urgencia.
El Ministerio del Interior se encarga de proporcionar la formación a las/os policías y futuras/os policías. La problemática de la violencia es abordada desde diferentes tipos de formación: jurídica, general y sociopsicológica, así como en relación a técnicas profesionales de tipo práctico.
Los servicios de apoyo para el acompañamiento policial de las víctimas o la oficina de asistencia a las víctimas tienen como función la sensibilización, cara a cara, de todas/os las/os funcionarias/os de sus cuerpos. Velan para que todos los miembros de los mismos reciban una formación sobre la atención a las víctimas, adaptada a la situación local y mantienen contacto con otros agentes que intervienen en el cuidado de dichas víctimas.
En 1996, los ministerios del Interior y de Empleo y Trabajo elaboraron un protocolo relativo a la prevención de la victimización secundaria, que implica la puesta en marcha, en el seno de las comisarías, de locales de acogida para las víctimas de la violencia física y sexual y la presencia de personal que haya recibido una formación específica.
Como puede observarse en la descripción anterior, las buenas prácticas de Bélgica, recogidas en el documento sobre Legislación en los Estados Miembros del Consejo de Europa en el campo de la violencia contra la mujer (2001), continúan dando sus frutos y representan un modelo sobre cómo implicar a los diversos organismos afectados para tratar de extender al máximo la formación de todas/os las/os profesionales que deben atender a las víctimas
Así mismo, son un ejemplo de coordinación de la teoría y la práctica en la formación y de prevención de la revictimización, uno de los objetivos más destacados en la Plataforma para la Acción de la IV Conferencia Mundial.
España: Durante el periodo comprendido entre 1998 y 2000, se han realizado un total de 1.502 actividades formativas, a las que asistieron un total de 60.878 de las/os distintas/os profesionales que intervienen en el campo de la atención y prevención de la violencia contra las mujeres.
El número de actividades y la asistencia a las mismas de los diferentes grupos de profesionales fue la siguiente:
............................................................................................... Actividades formativas Asistentes
Personal sanitario........................................................................... 106 ..................................4.218
De Servicios Sociales....................................................................... 152 ..................................8.579
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Policía Local ...........................279 ................................15.951
Judicatura y Profesionales del Derecho.........................................201..................................8.782
Ámbito educativo .............................................................................763.................................23.185
Medios de comunicación.......................................................................1.......................................163
TOTAL.........................................................................1.502 ........................60.878
Las actividades de formación celebradas en España pueden considerarse como un ejemplo de buena práctica, en la que se ha combinado la instrucción teórica y práctica, habiéndose tenido en cuenta, a la hora de diseñarlas, las opiniones de las asociaciones de mujeres y de las ONG.
Grecia: Aunque este país confiesa, en las respuestas dadas al Cuestionario, que no organiza cursos de formación permanente, de manera periódica, sin embargo, ha celebrado varios seminarios, dirigidos a distintos grupos de profesionales, que se destacan a continuación:
..........Seminarios dirigidos al personal de la policía y proporcionados por The Inter-ministerial Committee for the Repression of Violence against Women (Comité Interministerial para la Represión de la Violencia contra las Mujeres).
..........Desde 1999, se han celebrado seminarios frecuentes para abogadas/os, dirigidos por The Research Centre on Equality Matters (KETHI) (Centro de Investigación sobre Temas de Igualdad).
..........La misma institución ha llevado a cabo seminarios para, entre otros grupos, personal de enfermería y trabajadoras/es sociales.
El citado Comité está planificando la producción de material educativo y la intensificación de los seminarios para los servicios sociales de las prefecturas, hospitales, municipalidades y servicios de bienestar.
Holanda: Ha puesto en marcha cursos de formación, de especiales características, para profesionales de la salud y los servicios sociales, además de los existentes para la policía.
Con el fin de proporcionar un estímulo extra en el proceso de implementación, el Netherlands Centre for Gender-Specific Care Innovation and The Combating of Sexual Violence (Centro Holandés para el Cuidado, la Innovación y la Lucha contra la Violencia Sexual desde la Perspectiva del Género) ha asumido, durante cuatro años, el papel de catalizador, con cuatro deberes básicos: promover la cooperación interregional, intentar asegurar que el problema de la violencia sexual reciba atención estructural, en los cursos de formación profesional, mejorar la calidad de la política y contribuir al fortalecimiento de la víctima.
Los resultados de esta política fueron: un conjunto de materiales para la formación práctica; un módulo de formación sobre violencia contra las mujeres, para estudiantes universitarias/os; cursos de formación para las personas formadoras en violencia doméstica; la inclusión, en la programación de la formación de las/os psiquiatras, del estudio de la violencia sexual; un módulo de formación, sobre el incesto, para las universidades; un curso de formación sobre abuso sexual, su detección y tratamiento, para las/os psicólogas/os y psicoterapeutas.
El trabajo desarrollado en Grecia y en Holanda constituye una buena práctica de colaboración con los organismos especializados en la investigación y en la formación superior, para favorecer la implantación de los programas y desarrollar materiales de calidad en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
La mayoría de las respuestas dadas, por los Estados miembros, al Cuestionario sobre Buenas Prácticas, reflejan que los principales avances, en la incorporación de la formación especializada de las/os profesionales que trabajan con las víctimas de la violencia, se han producido, en la mayoría de los casos, dentro de cursos puntuales y en el proceso de la formación permanente, y, excepcionalmente, dentro de cursos puntuales, con el posible riesgo, que de ello se deriva, de que esta formación no llegue al conjunto de las/os profesionales que trabajan en dicho tema.
Una buena práctica para conseguir la expansión de la referida formación es estimular que los organismos encargados de elaborar los planes de estudio y su puesta en práctica, como son las universidades y las entidades dedicadas a la investigación, tomen conciencia de la relevancia que el tema de la violencia contra las mujeres adquiere para el futuro de las/os profesionales que están formando.
La experiencia acumulada, en los últimos años, en la formación de la policía y las/os profesionales de los servicios sociales, puede ser de gran ayuda para extender dicha formación a otros ámbitos de gran relevancia, en la lucha contra este problema, entre los que cabe destacar a las/os profesionales de la administración de justicia, el personal sanitario, las/os psicólogas/os y otras profesiones que trabajan con grupos de riesgo (como son las mujeres inmigrantes o las mujeres con discapacidad), así como las/os funcionarias/os de la administración central, regional o local.
Como buena práctica de la propuesta anteriormente mencionada, incluyendo el estudio de la violencia contra las mujeres en el currículo universitario obligatorio, cabe considerar la que se lleva a cabo en Suecia, dentro de los temas sobre igualdad de género, que forman parte de los requisitos para el examen obligatorio (a nivel universitario) de derecho, medicina, enfermería, psicología, psicoterapia, trabajo social, cuidado social y teología.
En Holanda, también se han realizado importantes avances, en este sentido, al incorporar el estudio de la violencia contra las mujeres en diversos currículos, como en el que deben seguir las personas que se preparan para la administración de la justicia y las/os policías. Este progreso se ha producido en el contexto de la campaña nacional lanzada, a principios del 2001, para prevenir y combatir la violencia doméstica, iniciada por el Ministerio de Justicia, y en la que se han implicado numerosas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con dos objetivos prioritarios: promover la inclusión formal del estudio de la violencia doméstica en el currículo de la formación básica de todas las profesiones relevantes y desarrollar e implementar el entrenamiento en el trabajo, para mejorar la atención que se proporciona a las víctimas y un tratamiento eficaz para los agresores.
La experiencia de Holanda es una buena práctica sobre cómo impulsar la cooperación entre los distintos organismos implicados, incluidas las ONG, para mejorar la calidad y extensión de la formación especializada en los currículos que, obligatoriamente, deben cursar las personas que van a trabajar en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
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