SOCIEDAD Y CULTURA
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«El respeto a los límites es la gran asignatura pendiente»
«La autoridad coercitiva es limitada; no sirve para resolver todos los conflictos»
«El respeto a los límites es la gran asignatura pendiente»
«La autoridad coercitiva es limitada; no sirve para resolver todos los conflictos»
MARÍA JOSÉ DÍAZ-AGUADO AUTORA DE «DEL ACOSO ESCOLAR A LA COOPERACIÓN EN LAS AULAS»
Oviedo, Rafael SARRALDE
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María José Díaz-Aguado, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid y reputada especialista en resolución de conflictos educativos, aborda el fenómeno de moda en su último libro, «Del acoso escolar a la cooperación en las aulas».
-¿Qué está pasando?
-Para entender la situación por la que pasa la escuela hay que tener en cuenta tres novedades. Para empezar, los problemas de la escuela tienen ahora una visibilidad sin precedentes, una visibilidad de la que carecen las soluciones de los conflictos. En sus manifestaciones más extremas, esto puede dar lugar a dos efectos, uno positivo y otro negativo: por un lado, que tomemos conciencia de que esos problemas son inaceptables, y por otro, que se transmita una percepción distorsionada de la escuela, que se transmita una imagen muy negativa que no se corresponde con la realidad. De ahí que muchos profesores quieran que los medios informen también sobre las soluciones de los conflictos. -Segunda novedad.
-El segundo cambio es que la infancia y la adolescencia están hoy sometidas a un riesgo de violencia mucho mayor que en otras épocas debido a la exposición a la violencia televisiva y al influjo de las nuevas tecnologías.
-Y tercera.
-Estamos viviendo unos cambios sociales muy profundos y muy rápidos: cambios en el acceso a la información, el reto de la interculturalidad, la creciente expresión de rechazo ante la violencia... La escuela y la familia se tienen que adaptar a estos cambios, pero lo hacen con lentitud.
-El Principado propone un pacto de convivencia entre los padres y los centros escolares.
-No conozco los detalles. Por eso, no puedo opinar. De cualquier forma, la puesta en marcha de herramientas que favorezcan la cooperación familia-escuela es fundamental porque uno de los problemas más graves que tenemos es que un creciente número de niños y adolescentes muestran dificultades para respetar los límites. Nadie les ha enseñado esos límites. El respeto a los límites es la gran asignatura pendiente, en la familia y en la escuela.
-No se respeta la autoridad del maestro. ¿Y la del padre?
-Lo que vivimos es una crisis con respecto a la autoridad de los adultos. Se dice que los profesores han perdido autoridad y sin autoridad no se puede educar. Algunos apelan a la autoridad coercitiva, a un modelo en el que el profesor es el encargado de mantener el orden y alguien a quien obedecer. Un agente de castigos. Ésa es una autoridad muy limitada. No podemos confiar en que todos los conflictos se resuelvan con esa autoridad.
-¿Cuál es la alternativa?
-Los profesores necesitan ser percibidos por los alumnos como aliados para afrontar las dificultades o sacar buenas notas. El profesor como autoridad democrática es alguien con quien se puede construir reglas consensuadas por toda la clase y que puede mediar en la resolución de conflictos. Es una autoridad muy eficaz. Si un profesor trata a los alumnos como expertos en la realización de una tarea, lo más probable es que trabajen motivados. Si se les da un protagonismo positivo, serán sus aliados. El profesor también puede convertirse en un modelo de referencia si manifiesta valores que los alumnos desean tener.
-¿Esta escuela interesa a los escolares?
-Mucho. Se mantienen tres elementos de la escuela tradicional (la explicación del profesor, el trabajo individual y el examen), pero estas actividades pueden enriquecerse considerablemente con el aprendizaje cooperativo. Porque, dicho de otra forma, ¿qué papel cumplían los compañeros en la escuela tradicional? Ninguno. Con el aprendizaje cooperativo, los compañeros se convierten en motores de aprendizaje, en aliados, dejan de ser percibidos como un obstáculo. -¿No cree que la mayoría carece de interés por las materias y que observan a sus profesores como entes extraños?
-La mayoría, no. Hay que delimitar los problemas porque nuestros estudios en la ESO reflejan que los alumnos desmotivados son un 20%. No son mayoría. El método del aprendizaje colectivo es muy importante para estos alumnos: para los que hablan en clase, no están motivados para aprender y no tienen ningún tipo de éxito ni habilidades sociales. Les permite apoyarse en otros alumnos, trabajar en equipo, ver que pueden tener éxito y un protagonismo positivo. Todo esto tiene resultados muy visibles.
-Si el método es tan bueno, ¿por qué no se aplica más?
-Porque cuesta aprender a usarlo bien. El primer problema al que se enfrenta el profesor es la formación de equipos compensados. Al principio, el trabajo recae en el alumno que mejor hace las cosas y los demás no hacen nada. Es habitual que pase eso. ¿Qué hay que hacer? Preguntar a los alumnos si han trabajado entre todos. Si los chicos dicen que no, el profesor tiene que fomentar la responsabilidad individual para el siguiente día. Los chicos que han participado de este método dicen que se ha creado un ambiente muy fuerte de trabajo. Se favorece la interdependencia positiva y la responsabilidad individual. Según este aprendizaje, la única forma de alcanzar las metas personales es a través de las metas del equipo, lo cual hace que el aprendizaje y el esfuerzo por aprender sean mucho más valorados entre los compañeros y aumente la motivación, el refuerzo y la ayuda.
-¿Cuándo sabemos que estamos ante un caso de acoso y no ante una simple pelea?
-La característica distintiva del acoso es que hay un desequilibrio importante entre el acosador y su víctima, como ocurre con el acoso laboral y la violencia de género. El acoso es utilizado por el agresor como una forma destructiva de demostrar su poder sobre una víctima que tiene dificultades para salir por sí sola de la situación. Por eso la impunidad y la conspiración de silencio se convierten en aliados del agresor.
-Acoso escolar, antes y ahora.
-Con los datos que tenemos hoy, sólo podemos hacer estimaciones, aunque creemos que la cantidad de acoso entre escolares no ha variado mucho y, en cambio, han aparecido formas nuevas, como la grabación del maltrato a través del móvil. Hay datos que nos advierten de que, en la escalada del fenómeno, hay mayor riesgo de que el acoso llegue a consecuencias más graves porque ahora mismo, con la exposición de los jóvenes a las nuevas tecnologías, se ha banalizado la violencia.
-Perfil de la víctima.
-Más que de perfil yo hablaría de situación. Lo más importante son las situaciones de aislamiento e indefensión. Los acosadores perciben que van a poder atacar a sus víctimas y que eso quedará impune.
-Perfil del agresor.
-Hay características muy importantes: el agresor justifica la violencia más que los demás y usa el sometimiento de las víctimas para autoafirmarse. Además, suele tener relaciones malas con la autoridad y pocas oportunidades de protagonismo positivo. Sus compañeros los perciben como fracasados, como arrogantes, y nos cuentan que se llevan mal con los profesores. Según nuestros estudios, dos de cada cuatro adolescentes que se enfrentan a profesores reconocen que acosan a sus compañeros.
-¿Los padres son cómplices de los agresores?
-No comparto los términos de la pregunta, aunque sí se observa en los padres de los niños con mal comportamiento serias dificultades para enseñarles límites desde casa. O han intentado someter a su hijo de forma autoritaria, pegándole incluso, o han permitido que el niño se convierta en un pequeño tirano que somete a los adultos. A veces encontramos una mezcla de ambas cosas.
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