1.1.06

Prensa MARÍA JOSÉ DÍAZ-AGUADO

SOCIEDAD
EDICIÓN IMPRESA - Educación
Sus investigaciones buscan mejorar la convivencia escolar. De hecho, esta experta dirige además un máster sobre programas de intervención para prevenir la violencia en los colegios.
TEXTO: MARÍA JOSÉ PÉREZ-BARCO
-El acoso escolar es un fenómeno detectado recientemente que ha despertado una gran preocupación social. ¿Es real la magnitud que está adquiriendo?
-En el último año se ha producido, de una forma muy significativa, una toma de conciencia colectiva. Es un paso fundamental para erradicar el problema. Los expertos siempre decimos que la violencia cuando se perpetúa es porque en torno a ella se produce una especie de «conspiración del silencio», quehace referencia a esa gran cantidad de personas que tienen conocimiento de la violencia pero no hacen nada para detenerla. Eso agrava la situación. Por ello, la alarma social, la toma de conciencia colectiva, es un paso necesario para empezar a resolver el problema.
-La «ley del silencio» se produce entre los propios compañeros del colegio. ¿Cómo puede contribuir el profesorado a romper esa tendencia?
-Gran parte de los alumnos piensa que los profesores no están para ayudarles a resolver sus problemas sino para enseñar. Pero algunos sí acudirían a un profesor de su confianza para pedir ayuda. Por tanto, la conclusión es muy clara: los docentes deben transmitir confianza y disponibilidad para ayudar. Algunos ya lo hacen porque tienen una personalidad que les ha permitido transmitir esa confianza, pero en general el profesorado de Secundaria no ha tenido oportunidad de aprender eso sistemáticamente. Por ello, hay que cambiar la formación inicial del profesorado, pero además deberían disponer de métodos con los que aprender a poner en marcha esa confianza. Métodos participativos, basados en la cooperación en el aula, que permiten mejorar la relación profesor-alumno.
-Para detener la violencia, algunos institutos ya han adoptado medidas preventivas, como vigilantes en los centros, y también se propone que la Policía controle los alrededores de los centros ¿Las escuelas necesitan medidas de este tipo?
-En casos extremos, la escuela tiene que contar con la colaboración de especialistas en esas situaciones más difíciles. Cuando se sienta desbordada debe pedir ayuda a otras instancias, por ejemplo, en algunas casos la Policía de proximidad, de barrio, puede desempeñar un rol muy útil para inhibir la violencia, y también para transmitir con claridad al agresor que la sociedad lo considera totalmente inaceptable, porque a veces los agresores no tienen conciencia de ello. Puede ocurrir, incluso, que algunos casos de acoso escolar trasciendan a las entidades encargadas de aplicar la justicia de menores. Pero cuanto más pueda quedar como un problema educativo, cuanto más eficaces sean las medidas educativas, mejor.-¿Qué papel le corresponde jugar a la ley en este asunto? Teniendo en cuenta que la reforma de la ley del menor recoge explícitamente medidas de alejamiento en caso de acoso escolar...
-En torno a la ley del menor se está originando un debate muy intenso y complejo. Cuando se trata de violencia escolar, hay que tener en cuenta dos necesidades fundamentales: de forma prioritaria detener la violencia y proteger a la víctima, y también corregir a los que han transgredido las normas de convivencia. Debe haber una medida educativa, y una medida sancionadora cuando corresponda, que ayude a que ese menor no repita su comportamiento, que intente resarcir el daño, que entienda que lo que ha hecho está mal y se arrepienta. Muchos expertos en legislación de menores aluden que, a veces, hay normas suficientes, muy buenas, pero no se han empleado los medios necesarios para obtener resultados. Hay que hacer un estudio exhaustivo de la ley para garantizar esos dos objetivos que acabo de decir.
-La Fiscalía General del Estado ha incidido en que ante agresores que tienen comportamientos repetitivos hay que adoptar medidas drásticas.
-Cuando se transgrede de forma importante debe suceder algo, tiene que haber una sanción que transmita con claridad al agresor que ni la escuela ni el resto de la sociedad consienten ese acto, que lo desaprueban profundamente. Esa sanción debe aplicarse con coherencia y serenidad.
-¿Incide en el acoso escolar la llegada de niños inmigrantes a las aulas?
-Los estudios que se están realizando sobre este tema reflejan que los alumnos que están en minoría en la escuela, sobre todo niños extranjeros que aún no hablan la lengua y se encuentran aislados, tienen más riesgo de ser víctimas de acoso. Estas situaciones de exclusión, indefensión y humillación, que sufren con más frecuencia que los demás, incrementan otro tipo de riesgo: que busquen después una especie de refugio en una «banda» de iguales a los que les haya sucedido algo similar, orientada de forma negativa o incluso violenta. Esto hay que prevenirlo a través de una intervención sistemática. Una de las condiciones básicas es el respeto intercultural. Si no superamos bien este reto puede crecer la violencia de las bandas en la escuela y en el resto de la sociedad, a veces con consecuencias irreversibles.
-¿Cómo es la situación en otros países?
-El riesgo de acoso escolar es muy generalizado en todo el mundo. El acosoentre alumnos está tan extendido como la propia escuela tradicional. Se daen todos los países, como la violencia de género, porque forma parte de unosesquemas ancestrales que empezamos a reconocer como incompatibles con nuestros valores.

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MARÍA JOSÉ DÍAZ-AGUADO JALÓN

Catedrática de Universidad en Psicología de la Educación. Directora de la Unidad de Psicología Preventiva. Directora del Master en Programas de Intervención en Contextos Educativos.
Universidad Complutense de Madrid